Emilia Attias poso para la Revista "Solo Hombres", con su nuevo look se anima a una producción provocativa y sensual. - 9 de Diciembre en todos los kioscos - "No me enamoré del chico que se supone que me tendría que enamorar, no es polista, futbolista ni empresario".
— En Wikipedia dice que nació en1987, ¿se quita edad?
—No. Nací en el ’87.
—A los 23 años, entonces, ya está debutando como productora.
—Sí, con Minou, la serie que producimos con mi marido (Naím Sibara). Estoy como una niña suelta en una juguetería, puedo hacer un montón de cosas, probar todos los juguetes: desde la composición de las canciones hasta la creación del vestuario.
—¿Cuál fue su estrategia de marketing para que, recién cuando están haciendo el piloto, ya todos le digan Minou?
—A mí me dijeron Minou toda la vida, en mi familia. Cuando hubo que ponerle nombre al personaje, lo propuse. Alguien me dijo que en francés era una forma dedecir “gatito”. Me sentí muy identificada, porque aparte de que soy Gato en el horóscopo chino, soy medio felinita. Me encantó. Me hice un Twitter, minouattias,y tiene un montón de seguidores. Ahí me di cuenta del efecto que tiene Twitter, y empecé a ser consciente sobre eso del marketing que uno tiene que hacer con el nombre, con el personaje. El trailer va a estar listo en enero, y vamos a salir a venderlo. Es una serie que me hace acordar a algunos productos de HBO, por la estética, la calidad, el tipo de serie. Estamos grabando con unas máquinas nuevas que la calidad de imagen que tienen es casi de cine. Y el primer video musical que hicimos de minoues en HD y en 3D.
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—¿Qué música va a hacer?
—Es un pop un poquito más electrónico de lo que se suele ver en televisión. Es bastante ochentosa. Me gusta mucho el pop, pero también tengo una cultura musical que viene de otro lado: me gusta el rock, escucho mucha música de los ’70.
—No había nacido, ¿qué escuchade esa época?
—Led Zeppelin, Hendrix, Patty Smith, Elvis. Los redondos, también. Me gusta mucho James Brown. El funk. Soy de lo rockero más bailable.
—En la historia de su personaje, se sabe que fue una diosa griega hace tres mil años, ¿usted sabe qué fue hace tres mil años? ¿Hizo una regresión a vidas pasadas?
—No hice una regresión, puntualmente…hice mil cosas. Una persona muy especial que suelo ver, me ha dicho que en mi última vida antes de ésta fui una esclava revolucionaria. Era hija de una esclava, y empecé a tomar conciencia en la adolescencia y a rebelarme contra la esclavitud. Lo que me contaron es que, para pelear por la liberación, empecé a vestirme de hombre, a hacerme pasar por hombre. Y finalmente logramos la libertad. Lo que yo anhelaba en esa vida, más que nada, era la libertad. Todos tenemos vestigios de lo que vivimos en otra vida, del karma y de lo que aprendimos. Yo entendí por qué soy una persona tan sedienta de libertad. Quiero sentirme siempre en el lugar donde quiero estar. No me gusta perder un segundo en mi vida sintiendo que estoy padeciendo algo. Prefiero no recibir favores, soy más de darlos. No me gusta tener ninguna atadura, y eso no significa falta de compromiso en los vínculos, en los sentimientos. Yo creo que lo importante en la vida pasa por los vínculos con las personas: cuando te estás muriendo, te queda lo que amaste y lo que no amaste. Yo trato siempre de amar, en todos los sentidos: entregar amor, entregar buena onda; no me gusta pelearme, ser malpensada...
—Íbamos a preguntarle si su lesión en Bailando por un sueño fue por un ensayo o por una zancadilla de una competidora, pero después de lo que acaba dedecir…
—(Risas). Me esguincé bailando. Un poco está el clima que vos decís… Yo me encerraba en el camarín, pero yo siempre fui así, no era por el clima que había. Salía para bailar nomás. No es que le temía a lo de afuera, pero sí sucedía que había cámaras todo el tiempo afuera, es como un reality permanente. Como a mí no me interesaba mucho involucrarme en eso, me quedaba adentro. Pero cuando salía, iba por los pasillos, saludaba a todos, hablaba con todos. Lo que no podía, porque no soy así, era vivir en la exposición las 24 horas.—¿Cómo aprendió a manejar las reglas del show a su favor?
—Soy muy pacífica. La paz te haceinteligente. Confío en la intuición, creo quees una forma de inteligencia. Es natural enmí, siempre fue pacífica. Y desde chica meinteresé mucho por lo espiritual. He leídosobre chamanismo, sobre budismo, hiceReiki, me apasiona la vida interna de laspersonas y la mía. Todo eso hace que mehaya tomado las cosas de otra manera.
—Finalmente se sacó su peinado rasta, ¿qué hizo con los dreadlocks?
—Los tengo en mi casa todavía. Me los guardé. Me sentía muy representada por ese look. Cuando una empieza una carrera como ésta, tiene que tener una imagen más clásica, más comercial. Y ese peinado, que hice para Casi Ángeles, pero lo mantuve un año más, fue lo primero que me tocó hacer que tenía que ver con transgredir el canon de la femineidad, sin dejar de ser femenina. Si bien los dread eran difíciles de mantener, si bien me limitaron mucho comercialmente, me gustaban mucho, me sentía muy cómoda. No me rijo por los cánones básicos por los que una mujer se tiene que mover. Soy muy femenina, cero varonera, soy muy suave, y también tengo una manera muy fuerte y muy masculina de romper el molde y provocar.
—¿Cómo duerme?
—Por lo general, en bombacha y remera.
—¿Y cómo se despierta?
—Muy arriba.
—¿Qué parte de su cuerpo le gusta?
—La cintura.
—¿Y cuál le miran?
—La espalda, la cola, la panza.
—¿Qué le mira a un hombre?
—La espalda, la boca, los brazos. No soy de las que miran la cola de un hombre.
—En SH nos caen muy bien las mujeres que se enamoran de los feos, ¿está en el club?
—(Risas). Para mí, no; pero para la gente,sí. Naím no está en los cánones y lo sabe y nos reímos de eso. No me enamoré del chico que se supone que me tendría que enamorar. No es polista, futbolista,empresario.
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